La psicología analiza qué hay detrás del hábito de caminar muy lento


Caminar lento no siempre dice lo mismo: puede ser una elección, un rasgo de personalidad o una señal de que algo no está bien. Qué interpretaciones aparecen en psicología y qué dice la evidencia sobre la velocidad de la marcha.

Si le sumamos lo que indica otra disciplina como la semiótica del cuerpo, que analiza los significados en la corporalidad (“el cuerpo significante”), se concluye que a través de gestos, posturas, movimientos, etc., el cuerpo se convierte en un signo que comunica significados culturales y personales.

No se necesita hablar para comunicarse. El inconsciente también se puede manifestar a través de los gestos y las formas, sin que uno mismo lo sepa. Pero está ahí, comunicando y dando significado con cada paso. En este sentido, caminar muy lento puede ser también explicado desde otras disciplinas más duras.

Desde la ciencia, según el portal especializado en salud Cuidate Plus, la velocidad a la que camina una persona puede ofrecer indicios sobre diversas enfermedades o incluso la mortalidad. Puede ser un indicio de fragilidad, un indicador de una buena o mala recuperación, relacionada con enfermedades vasculares y hasta con un mayor riesgo de muerte prematura.

Pero si de psicología se trata, los expertos advierten que las razones pueden ser diversas, como desde la depresión y ansiedad en la parte negativa, o hasta la posibilidad de que se trate de una persona reflexiva y cuidadosa, con la mirada puesta en lo positivo de ese hábito.

Por supuesto, también la situación se reducirá a momentos únicos de cada persona. Quizás alguien camine lento en un momento para disfrutar el paisaje, o porque está con mucho en qué pensar, o simplemente sufre una afección física. Pero eso es algo distinto que tener el hábito de caminar muy lento, sin acelerar o cambiar el ritmo en ningún momento, más allá del contexto personal.

Son muchos los estudios sobre la relación entre la velocidad de la marcha y la psicología del indiviuo. Particularmente el titulado “Reconocimiento de la ansiedad y la depresión mediante datos de la marcha registrados por el sensor Kinect: un enfoque de aprendizaje automático con aumento de datos“, liderado por el psicólogo Johannes Michalak, intenta traer luz al respecto.

“La forma en que una persona camina es un comportamiento complejo que integra los sistemas esquelético, neuromuscular y cognitivo. Si bien caminar implica acciones voluntarias como dar pasos y correr, se basa en mecanismos involuntarios como la regulación de la energía, el mantenimiento del equilibrio y la coordinación de los movimientos de la parte superior del cuerpo”, explica el estudio.

El mismo asegura que “investigaciones anteriores han demostrado el potencial del análisis de la marcha en la identificación de trastornos mentales” y que el resultado del ese “proporciona evidencia de que el análisis de la marcha, facilitado por tecnologías asequibles y accesibles, puede servir como una herramienta prometedora para la detección y el seguimiento no invasivo de la ansiedad y la depresión”.

“A través de algoritmos de aprendizaje automático (machine learning), es posible detectar objetivamente cambios en el comportamiento motor asociados con estos trastornos, ofreciendo un método alternativo o complementario a las evaluaciones clínicas tradicionales”, insiste el texto.

En este sentido, es importante destacar que el estudio “sienta las bases para el desarrollo de sistemas de software en tiempo real y basados en el hogar para apoyar el diagnóstico temprano y la gestión a largo plazo de la salud mental“.

Fuente: www.clarin.com

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